Una de las exquisiteces de mi librero, este #ViernesDeLectura quiero recomendar El ojo, de Vladimir Nabokov, publicado 25 años antes que la famosa Lolita.
Nabokov fue un experto en jugar con la mente del lector; sus novelas poseen una versión subterránea de la misma anécdota, que él mismo devela hacia el final, haciéndote sentir asombrado y tal vez un poco idiota.
En las páginas de El ojo los personajes y el tiempo cambian a capricho del narrador. Es un libro breve, pero sustancioso en literatura y frases memorables.
Al principio lees la historia de un suicida frustrado, para en el siguiente acto acudir a la obsesión del narrador por Smurov, un personaje misterioso que por igual es espía ruso, militar u hombre de letras en un salto de punto de vista que deriva en el asombro.
Una de las características de la obra de Nabokov es que cada lectura suya coloca una pieza nueva en el marco de referencia personal con la que puedes comprender, descubrir y disfrutar de la ficción de forma más amplia, y eso sólo puede lograrlo un grande, como él.