“Orígenes”, o cómo un niño descubre la pasión

Sus casi nueve años se multiplicaron a través de las yemas de sus dedos. Los minutos de ese domingo quedaron suspendidos en el choque de tímpanos simultáneo al golpeteo de los martillos en las cuerdas. No era la primera vez que la curiosidad lo llevaba a sentarse en el banquito frente a las teclas blancas con negro, ni se estrenaba en aporrearlas acompañando el temor a ser reprendido, con las carcajadas de placer al escuchar las disonancias que surgían de la inocente travesura: pero en ese momento, a la una de la tarde con veinticuatro minutos del séptimo día de la semana, mes de febrero, algo distinto caminó por la superficie de sus brazos y de pronto el sonido se transformó de estridencia en armonía.

 

Se apagaron las carcajadas. Se encendió su alma exploradora. Presionó las teclas una a una. Blanca. Negra. Blanca. Blanca. Negra. Los pedales. Deslizó el índice de izquierda a derecha, de graves a agudos. De La a Do. Las siete octavas. Silencio. Re. Silencio. Si. Silencio. Mi Fa Sol. Silencio. Y surgió la música: melodía y acompañamiento. Ritmo y cadencia. Allegro. Vivace. Adagio. Presto. Sus pupilas se dilataron. Los pulmones rebosaron de viento. Sus poros despertaron como cuando tienes frío y sales al sol. Su cuerpo, brazos extendidos hacia un propio infinito, voló a unos centímetros del suelo mientras él descubría tonos y se convertía en hallazgo.

 

Silencio. Suspiro. Pasos descalzos, presurosos sobre el suelo de madera.

 

Llegó corriendo a donde yo escribía sobre otro tipo de teclas; sus ojos brillaban de felicidad y por algunas lágrimas acumuladas en el párpado inferior. Me rodeó con sus brazos, puso la cabeza en mi pecho, escuchó mis latidos, apretó el abrazo. Algunos segundos después me besó ambas mejillas. Se miró las palmas de las manos con asombro, las giró y volvió a mirarme, con la adrenalina como onda que se expande en el espacio y lo inunda de luz.

 

“Mamá, ya sé por qué te gusta tanto tocar el piano: se siente como si tuvieras un palacio en el corazón y un montón de aves le volaran alrededor.”