Este #ViernesDeLectura recomiendo Carta sobre los ciegos para uso de los que ven, de Mario Bellatín.
Isaías y su hermana son ciegos y sordos, aunque ella alguna vez sí escuchó y por eso es quien puede comunicarse con Isaías y con el mundo por medio de un implante coclear, aunque esa interacción es en realidad interpretación pura. Ambos se encuentran recluidos en la Colonia de Alienados Etchepare.
Un día llega al aula donde los alienados recluidos toman clases, una clandestina, según la narradora, un profesor de literatura, mediocre y narcisista, que tiene la intención de enseñarle fotografía a los ciegos y entonces esta historia sucede entre las palabras del maestro, las memorias, las confesiones eróticas, existenciales y las tristezas de la protagonista, que se comunica con su hermano a través de un teclado que le resulta agotador. Tiene como hilo conductor el terror que le causa las bestias salvajes que rodean la Colonia y que dejan muertos pestilentes por doquier.
Carta de los ciegos para uso de los que ven utiliza un lenguaje bello, casi poético, para narrar la angustia, la incertidumbre, la violencia que se niega a decir su nombre. El autor tomó el título de un ensayo que Denis Diderot publicó en el siglo XVIII acerca de la ceguera. Mario Bellatín quiso, además, evocar a la tradición japonesa del Moroa Monogatari, textos que tienen a discapacitados como protagonistas y estuvo de moda después de Hiroshima.
Recomiendo leer este texto como un recordatorio de empatía, de que las miradas son tan diversas como seres humanos existimos.
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