Libera tus libros. El arte de hacer y vender libros en México

Una noche de lluvia, de contratiempos afortunados. Así era el escenario del momento más importante (hasta entonces) de la vida de una mujer con mil sueños, mi yo de 21 años, el 13 de junio de 2001 en el Centro Cultural Ágora del parque Naucalli. El suceso: la presentación de mi primer libro de poesía y cuento, Las lágrimas de todos son de sal.

Meses antes el mejor amigo del hermano de mi novio me regaló su recién publicado libro de poesía. Lo leí. Me gustó. Unos días después me desperté con una idea: necesitaba configurar mi propio libro.

Desde los 15 años elegí dedicarme a escribir. Estudié Periodismo. Gabriel García Márquez, Elena Poniatowska, Ernest Hemingway, Isabel Allende, Truman Capote me inspiraron la necesidad de experimentar el mundo con mis propios ojos, percibirlo en intensidad con mi propio cuerpo para convertirlo en ficción. No tenía amigos ni familia en ámbitos culturales, solo un profundo amor por los libros, mucha voluntad y este bendito carácter impulsivo e irreverente.

Ya con los textos seleccionados pedí ayuda a mi papá. Era un momento difícil para mi familia; el desempleo y la búsqueda de autonomía empresarial nos tenían viviendo al límite. Aun así, mi padre respondió: “Haz el diseño y dámelo, yo me encargo.” Él no tenía experiencia imprimiendo libros, trabajaba con un impresor de etiquetas para su recién inaugurada fábrica.

El 20 de abril llegó con los brazos en la espalda. “Cierra los ojos”. Al abrirlos vi que sus manos sostenían un ejemplar amarillo con letras azules, impreso con duplicador digital en papel blanco, engrapado. Era más bien rústico y existían 125 ejemplares. A mí me pareció el libro más hermoso y sofisticado del mundo.

El 13 de junio el destino chocarrero jugó conmigo. La convocatoria había sido a las siete, eran las 19:50 y mi presentadora no aparecía. La directora del centro cultural, Andrea García Esnaurrízar, sentenció: “si tu presentadora no llega a las ocho vamos a cancelar.” Yo era una joven tímida e insegura, casi me pongo a llorar de impotencia. Mi mamá le pidió a nuestra vecina hacerse cargo, ya había leído el libro y era Julieta Navarro, directora de la Royal Academy of Dance de Londres en México.

Esa noche Andrea y Julieta hicieron magia. Una a cada lado mío, me tomaron de las manos para crear un ambiente de sensibilidad desbordada, entre carcajadas y suspiros. Me recuerdo ahí sentada, con la certeza de que no me levantaría de esa silla siendo la misma, preguntándome cómo le haría para perpetuar esas emociones y, sobre todo, cómo podría provocarlas en más autores.

Lo demás es historia. Los libros me han quitado todo; también me han dado todo. Elegí, además, el camino de la independencia, y he pagado un alto precio por vivir al margen de instituciones culturales, mafias intelectuales, compadrazgos y élites editoriales en mi afán por conservar lo más importante: la libertad.

Por eso agradezco a quienes han reído conmigo, y a quienes se han reído de mí; a quienes piensan que no valgo igual que un autor financiado por empresas públicas o privadas; a quienes han creído en mí y se han convertido en mis cómplices de aventuras, y a quienes me han denostado por escribir erotismo y atreverme a posar en ropa escasa para acompañar mi trabajo. Y, sobre todo, agradezco a mis padres, sin ellos nada de lo que he construido hubiera sido posible.

Hoy, 20 años después, tengo más de diez libros publicados, de los que hay miles de ejemplares repartidos por diversos países; escribo tres columnas, una colaboración de radio y en mi propia página web, fiel a mi convicción de independencia, entre mucho más. ¡Ah! Y de aquella timidez e inseguridad no queda nada.

No hay día en que no agradezca por cada una de las oportunidades que he recibido. Por eso quiero compartir contigo este manual, como una celebración de hacer posible lo imposible; como un homenaje a todos aquellos locos creativos que se atreven a narrar los demonios y los ángeles en su cabeza: a hacer literatura de las ideas, la experiencia y los sentimientos.

Si quieres descargarlo de manera gratuita, haz click aquí:

Cicatrices. Una disertación sobre el desamor. #relato

Me vacié de casa. Empecé por los libros, la computadora; llené tres bolsas con mis vestidos y una valija con rencores añejos. Abrí cajones. De ellos separé la basura de las memorias, y convertí en desechos algunos de esos recuerdos.

Cuando eres feliz en un sitio esas paredes absorben partículas de tus fragmentos, hasta que te derrumbas y en la reconstrucción ya no puedes precisar quién posee a quién.

Todas las historias de amor son dignas de contar. No importa si conociste al sujeto de tu afecto por medio de una coincidencia épica, si fue amor a primera vista o un golpe de suerte, cada vuelta de tuerca, revolución o circunvolución para que dos personas se encuentren modifica para siempre el devenir del mundo.

Pero aún más dignas de contar son las historias de desamor: en ellas habitan las cicatrices —únicas, indivisibles y legendarias— que hablarán por nosotros en la mesa de autopsias, como el mapa infalible de cada existencia.

El camino del libro: de la creación a las manos del lector #noficción

Mi conducta de lector, tanto en mi juventud como en la actualidad, es profundamente humilde. Es decir, te va a parecer quizá ingenuo y tonto, pero cuando yo abro un libro lo abro como puedo abrir un paquete de chocolate, o entrar en el cine, o llegar por primera vez a la cama de una mujer que deseo; es decir, es una sensación de esperanza, de felicidad anticipada, de que todo va a ser bello, de que todo va a ser hermoso.

Julio Cortázar

 

Los libros son tan únicos como los seres humanos. El escritor argentino Jorge Luis Borges escribió: “de todos los instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones del brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación”. La riqueza literaria es aún mayor, una persona puede escribir varios libros y multiplicar pensamientos.

El principio de todo es una ocurrencia. Un día, estás inocentemente caminando por la calle, en la fila del banco, trabajando en tu oficina o teniendo un descanso reparador sobre tu cama y, de pronto, aparece la idea. Primero, tal vez, te mire tímida desde el rabillo del ojo, pero conforme le inspiras confianza, se va mostrando entera, hasta que toma posesión de tu ser durante semanas, meses e incluso años.

Convives con ella y juntos crean alquimia, convierten las palabras en combinaciones únicas; en ocasiones se odian, a veces se aman, pero no pueden abandonarse. Así, un día tras otro, con una fidelidad sin precedentes, inseparables, llegan a la meta: un texto que merece compartirse.

No hay un proceso creativo igual a otro. Algunos esperan a la caprichosa inspiración, otros la persiguen con trabajo constante, y otros creen que nacieron con ese talento. Pero, sin duda, ser un buen lector es importante para convertirse en un buen escritor.

Aquel texto que ya existe, fruto del idilio entre el escritor y las palabras, necesita entonces un acta de nacimiento que precise quién es su padre o madre intelectual. Es momento de pasar del trabajo creativo al mundano; se visita la oficina de registro de obra (Instituto Nacional del Derecho de Autor), para proteger al recién nacido de quienes pretendieran apropiarse de su origen.

Ya con el texto bajo un brazo y el certificado de registro bajo el otro, el escritor busca alternativas de publicación. La elección del editor es compleja y delicada: como será una relación estrecha y a largo plazo, ambos deben conocerse para saber si pueden convivir y trabajar de forma fluida y agradable. Así como el editor busca libros que le hagan ganar prestigio y dinero, el autor debe encontrar a quien le ofrezca el mejor balance entre costo y beneficio para potenciar al máximo los recursos que ya ha invertido en su producción.

Después de tocar puertas y entrar volando por algunas ventanas, ¡al fin! El escritor conoce al editor perfecto, quien lo invita a su casa editorial para platicar sobre las condiciones de la unión. Viene la lectura del contrato y la comprensión de todos los puntos que incluye: es una póliza de seguro para un futuro sonriente. Negociación. Firma. Apretón de manos.

Las letras transmutan en mercancía, en conceptos como edición y corrección de estilo. Primero, los archivos pasan a la pantalla del editor experto, quien ajusta la anécdota de ser necesario, retoca los personajes, revisa la temporalidad, pule todo lo posible para sacarle al texto las mejores formas (edición de contenido). Después, el libro brinca a los ojos de un profesional del idioma para transformarse en pulcritud de ortografía y sintaxis (edición técnica). Profesionales y escritor trabajan juntos. El objetivo: que ideas y anécdotas conserven fidelidad al original, sin errores.

El texto, perfumado como para una cena de gala, va al departamento de diseño. Ahí, junto con el editor y en ocasiones el autor, se encargan de construir el rostro que mejor hable de acuerdo con lo que el libro quiere compartir; se hacen pruebas, lluvia de ideas, propuestas y, después de considerar a los lectores, a los miles de libros en las librerías y de soñar con romper las expectativas de ventas, se define la portada con la que todos lo conocerán a partir de ese momento; también se forman las páginas interiores.

Estas tareas se llevan a cabo conforme el estilo de la editorial y la imagen de la colección en la que el texto se publicará; es importante precisar que hay diferentes tamaños de libros: de bolsillo [11×17 centímetros], tamaño trade[16×23 centímetros], media carta [14×21], y muchos más.

El libro, ya peinado para la ocasión, se convierte en archivos digitales impresos y aparece en escena el corrector de pruebas, encargado de revisar con lupa palabra por palabra, línea por línea, párrafo por párrafo, página por página. Sobre este personaje recae una gran responsabilidad, es el último en poder registrar correcciones antes de imprimir.

El corrector de pruebas busca errores de dedi y de hortografía, que no falen letras, incluso que el tipo y tamaño de letra sean uniformes; también revisa formato, márgenes, gráficas, líneas, fotografías e ilustraciones. En pocas palabras, cuida que todos los involucrados no se hayan equivocado.

El libro pasa entonces a los talleres de impresión, donde tintas y papel danzarán bajo manos expertas para convertir las ideas y el trabajo en grandes pliegos de colores que serán doblados y encuadernados (hay encuadernado rústico [cosido y pegado, o sólo pegado, con pasta blanda] y encuadernado en pasta dura [también se llama cartoné]).

La impresión es uno de los pasos más delicados porque cualquier error puede costar mucho tiempo, dinero y esfuerzo (y por qué no decirlo, también algunos empleos).

Mientras el libro está en proceso de materialización, empieza a funcionar el plan de mercadotecnia en los medios de comunicación tradicionales y digitales considerados en el presupuesto. La editorial, mediante el departamento de mercadotecnia y ventas trabajan para hacer la mayor difusión posible. Llega un nuevo libro y los lectores tienen que saberlo.

Cualquier hora de cualquier día es maravillosa para recibir LA llamada con la noticia que el escritor espera durante meses: al fin puede tener en sus manos el resultado de tanto esfuerzo y tantas ilusiones. Al fin puede hojear y percibir sus propias palabras en el aroma del papel y la tinta volcadas en libro.

Con esta aparición comienza otra etapa de la aventura. Se lleva a cabo una presentación: en alguna librería, biblioteca, centro cultural u otros lugares como tiendas, cafeterías, cantinas y restaurantes, según los límites de la creatividad y de las normas editoriales. La presentación es como la fiesta de XV años en la que el libro se lanza a la sociedad y los medios de comunicación son convocados.

A partir de cada presentación, el libro se convierte en moneda al aire con posibilidades infinitas. Llega a las mesas de novedades de las librerías, se convierte en protagonista de conversaciones, críticas y situaciones sorprendentes, propicia innumerables entrevistas a los autores y un sinfín de actividades.

La única manera de saberlo es iniciar la aventura y esperar a que suceda la magia…

 


  • Este texto forma parte de mi ensayo Libera tus libros: el arte de hacer y vender libros en México (2017). Si te interesa el libro completo puedes adquirirlo en físico (y dedicado) aquí:

Libera tus libros

¿Quién no ha pensado alguna vez escribir un libro?, ¿quién no ha soñado con publicar lo que ha escrito?, ¿quién no ha querido contarle algo al mundo? Libera tus libros es resultado de más de 15 años de trabajo en el mundo editorial mexicano. No es una autobiografía: constituye un manual con información, datos reales, golpes de suerte y paracaídas escrito en forma clara y concreta sobre todo lo relacionado con el mundo de los libros en este peculiar país. En estas páginas encontrarás desde los momentos que han transformado la historia del libro hasta recomendaciones legales para la firma de un contrato; temas como el funcionamiento de los diferentes tipos de editoriales, la forma en que ciertos libros se convierten en best sellers, pasando por los tipos de libros y las alternativas de publicación que han traído las nuevas tecnologías, entre otros asuntos de interés.

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O si te interesa adquirirlo para Kindle, lo encuentras aquí:

Derechos de Autor y otras peculiaridades (o cómo evitar futuras noches de insomnio)

Para celebrar el Día Mundial del Libro y los Derechos de Autor reproduzco el capítulo cuatro de mi libro: “Libera tus libros. El arte de hacer y vender libros en México”.

Y… ¡feliz día de uno de los mejores inventos de la humanidad!

 

 La originalidad no consiste en decir cosas nuevas,

sino en decirlas como si nunca hubiesen sido dichas por otro.

Goethe

 

El tema de los Derechos de Autor es uno de los que más preocupa a quienes decidieron utilizar su experiencia, talento, trabajo, visión del mundo y conocimiento para llevar a cabo una obra que trascienda a su propia vida y que tal vez transforme en algo la vida de alguien más. Por eso es importante conocer los conceptos básicos relacionados a ellos: conocimiento es poder de decisión.

Además, en estos tiempos en los que es muy popular compartir los textos en redes sociales, blogs y sitios web, la protección del trabajo intelectual adquiere proporciones mayúsculas.

Un autor es el creador de una obra artística: literatura, cine, pintura, música, danza, fotografía, arquitectura, dibujo, programas de radio y televisión, escultura, programas de cómputo, performance.

Una obra es una creación original que puede reproducirse por medio de una gran diversidad de soportes, medios y tecnologías, desde los libros impresos hasta los más inimaginables y no existentes.

La propiedad intelectual es la creación original que surge de la imaginación y la creatividad del autor.

El plagio es un delito contra la propiedad intelectual que se comete al copiar la obra ajena y presentarla como si fuera propia. En México se castiga con prisión.

El ISBN (International Standard Book Number) es un número compuesto por 13 dígitos. Contiene información sobre el país de origen, editorial y otras características físicas, como el número de páginas y hasta el precio. De éste surge el código de barras del libro. Es único por edición y por editorial. Se tramita en la Agencia Mexicana ISBN.

La institución que protege el Derecho de Autor en México es el Instituto Nacional del Derecho de Autor (Indautor), con la que el Estado cumple su función de preservar el patrimonio cultural y artístico del país para mantenerlo vivo.

Hay dos tipos de Derechos de Autor: el Derecho Moral y el Derecho Patrimonial.

El Derecho Moral es el que surge de la misma creación. El Indautor lo protege desde el momento en que decides hacer pública esa creación. Es imprescriptible, porque será tuyo incluso después de tu muerte; es inalienable, porque no se puede ceder, regalar o vender a alguien más; es irrenunciable, porque no puedes arrepentirte de haberlo creado (o sí puedes, pero no deja de ser tuyo), y es inembargable, porque nadie puede quitártelo.

El Derecho Patrimonial es el derecho de explotación comercial de la obra. El autor puede explotar su obra él mismo y también puede autorizar o prohibir a otros que lo hagan. Todo esto se hace dentro de los límites de la Ley Federal del Derecho de Autor.Los Derechos Patrimoniales se transfieren por escrito, no pueden donarse a título gratuito, sino que deben tener un precio, una contraprestación, ya sea en dinero, o en intercambio en especie. Cuando firmas un contrato con una editorial, este es el derecho que transfieres.

La vigencia de la protección del Derecho de Autor en México aplica durante toda la vida del autor más 100 años después de su muerte. Como autor tienes derecho a heredar los Derechos Patrimoniales de tu obra mediante un testamento o un juicio en caso de morir intestado; el sucesor tiene derecho a heredarlos de nuevo, y así sucesivamente, hasta que se extingan los derechos, cuando la obra pasa a ser del dominio público.

El trámite para proteger los Derechos de Autor en México, como ya comenté, se realiza en el Indautor. Es muy ágil, sencillo y la atención en la oficina de Registro es rápida y amable. Recomiendo llegar temprano (abren a las 9:30 de la mañana y cierran a las 14 horas).

En la página de internet http://www.indautor.gob.mx se encuentran domicilio, horarios, formatos de solicitud de registro y pagos y mucha más información sobre este tema tan importante y que debería ser una constante dentro del ámbito creativo de las naciones.

 

Derechos subsidiarios 

Además de los derechos que se desprenden de la creación original, en nuestros días suele ocurrir que la obra crece y trasciende al libro. Cuando esto sucede, es importante precisar que no por ser un formato diferente al original, los derechos dejan de ser del autor. Por ejemplo, si tu novela se convirtió en audio libro, el contenido sigue siendo tu creación; si es película, si se tradujo, si hicieron una caricatura, lo que sea que se produzca a raíz de tu idea, sigue siendo tuya.

Esto se llama: Derechos subsidiarios, e implican derechos de reproducción (con fines promocionales, si se publicó un fragmento en una revista, blog, etcétera); Derechos para Ediciones de Bolsillo (en caso de que en el contrato original se firmara para un libro en formato rústico); Derechos extranjeros (por si el libro se vende en algún otro país); Derechos de audio (audiolibros, música y otros); Derechos dramáticos (adaptaciones para televisión, cine o teatro); Derechos electrónicos (libros electrónicos, aplicaciones, software); y otros, como juguetes y accesorios.

Por todos los derivados de la obra en cuestión el autor deber recibir regalías, por eso es importante tomarlo en cuenta al firmar el contrato.

Creative Commons y el Movimiento de Libre Acceso

Si en tus planes está publicar tu obra en digital, ya sea en libro electrónico, blog, redes sociales, o cualquier otra plataforma que exista o llegue a existir, o si quieres que tu libro tenga oportunidad de reproducirse a gran escala, sin importarte demasiado recibir una remuneración por ese trabajo u obra de arte, existen alternativas que te permiten mantener tus derechos de autor, pero compartir a mayor escala sin riesgos.

Cuando le concedes a tu obra una licencia Creative Commons, como autor, puedes publicar tu obra de tal forma que otros la compartan sin necesidad de tener tu autorización por escrito. Las condiciones son que aparezcan tu crédito y el vínculo que lleve a ti, que no se le hagan modificaciones y, sobre todo, que no se explote comercialmente. Hay varios modelos diferentes de licencias; dependiendo de cada uno corresponde la restricción sobre el crédito a tu nombre que se deba llevar a cabo.

En caso de que le concedas a tu obra una licencia Creative Commons, en lugar de poner en la página legal “Todos los derechos reservados”, se usa la leyenda “Algunos derechos reservados”. (Más información en https://creativecommons.org)

El Movimiento de Libre Acceso ha enriquecido la divulgación de la obra de gran cantidad de autores, desde los clásicos hasta traducciones de textos raros u obra de escritores vivos. Con él se respeta la autoría de los textos, pero como están en línea pueden encontrarse de forma gratuita. No persigue fines de lucro, sino que tiene el ánimo de compartir la literatura y de esta forma permitir su difusión masiva hasta los últimos rincones de la Tierra.

Al final del día, el autor es quien decide la protección que se le dará a su obra, pero es importante conocer estos detalles para abrir las posibilidades y alcanzar el máximo potencial del libro que queremos publicar.

 

Recomendaciones referentes al Derecho de Autor al momento de firmar un contrato:

  • Los únicos Derechos que puedes transmitir al editor o la editorial son los Derechos Patrimoniales.
  • Si vas a invertir en la impresión del libro, no cedas tus Derechos Patrimoniales. A menos que recibas un pago o hagas un intercambio, si tú pagas por hacer el libro, es ilegal y absurdo que transfieras tus derechos.
  • Si vas a transferir tus Derechos Patrimoniales fíjate durante cuánto tiempo. Algunas editoriales los reservan dos, cinco o siete años; otras, por más tiempo, y normalmente son ellas quienes fijan la vigencia. Al negociar tu contrato, toma en cuenta que a mayores beneficios (en promoción, difusión, distribución, presentaciones, regalías, etcétera), mayor tiempo. Si tú tienes que pagar por todo y encargarte de la mayoría de los asuntos mencionados, no los transfieras.
  • Los elementos que debe tener el contrato para que sea válido son: fecha de firma; nombre y domicilio de las partes firmantes (tiene que aparecer, en caso de que la editorial sea Persona Moral, el nombre del representante legal de la misma); declaración de autoría del libro por parte del escritor; si es un contrato de exclusividad y el autor no puede publicar la obra en otra editorial (esto es lo más común); vigencia de la transmisión de derechos (puede ser por tiempo transcurrido o porque se agotan los ejemplares sujetos del contrato); formato del libro; porcentaje de regalías; monto de adelanto de publicación; territorio de distribución (o en su caso, librerías y ferias de libros donde se venderá tu libro); derechos subsidiarios; soportes (si es impreso, electrónico, etcétera); requisitos fiscales para pago de regalías; cantidad de ejemplares a imprimir y en su caso, condiciones de reimpresión; si la editorial debe pedirle permiso o no al autor para hacerle modificaciones al texto, la imagen o cualquier elemento que contenga; quién correrá con los gastos de publicación, distribución, promoción y publicidad; negociación de traducciones y las regalías que el autor obtendrá en ese caso; beneficiario del contrato en caso de muerte del autor; a qué organismos legales se acudirá en caso de controversia.
  • En caso de dudas siempre es mejor consultar a un abogado o acercarse a las oficinas del Indautor.

 


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Libera tus libros

¿Quién no ha pensado alguna vez escribir un libro?, ¿quién no ha soñado con publicar lo que ha escrito?, ¿quién no ha querido contarle algo al mundo? Libera tus libros es resultado de más de 15 años de trabajo en el mundo editorial mexicano. No es una autobiografía: constituye un manual con información, datos reales, golpes de suerte y paracaídas escrito en forma clara y concreta sobre todo lo relacionado con el mundo de los libros en este peculiar país. En estas páginas encontrarás desde los momentos que han transformado la historia del libro hasta recomendaciones legales para la firma de un contrato; temas como el funcionamiento de los diferentes tipos de editoriales, la forma en que ciertos libros se convierten en best sellers, pasando por los tipos de libros y las alternativas de publicación que han traído las nuevas tecnologías, entre otros asuntos de interés.

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