Fenalem #LibrosQueMeGustan

Este #ViernesDeLectura no recomendaré un solo libro, sino un lugar virtual en el que habrá cientos de libros: la Fenalem.

La cancelación de la FIL de Guadalajara en su formato presencial trajo especial frustración para los escritores y escritoras menos visibles de México. Es por esto que un grupo de valientes y entusiastas escritoras, conformado por Guadalupe Vera García, Magdalena Pérez Selvas, Patricia Bermúdez, Carla Cejudo, Julia Cuéllar, Elsa D. Solórzano, Kiara Fernández, Jazmín García Vázquez, Mayahuel Zárate, Fanny Morán, Camelia Rosío Moreno, Alejandra R. Montelongo, Maru San Martín, Perla Santos y Marisol Vega respondió a la inquietud de la fundadora de Escritoras Mexicanas, Cristina Liceaga y así, con pura voluntad, amor al arte y determinación, dieron forma a la primera Feria nacional de libro de Escritoras Mexicanas, que será del 8 al 11 de diciembre de manera virtual a través de la página de Facebook de Escritoras Mexicanas: EscritorasMx | Facebook

El objetivo de la feria es hacer visible la literatura escrita por mujeres, y vaya que será así: durante tres días, de las 11 de la mañana a las 9 de la noche, la red será tomada por más de cien escritoras de todo el territorio nacional, Norte, Bajío, Centro y Sur estarán representados, además de autoras que viven en el extranjero y en lenguas originarias. También habrá talleres literarios.

Así que ya sabes, nos quisieron convencer de que “mujeres juntas, ni difuntas”, y hoy una vez más mujeres talentosas, sororas y con amor por compartir provocan un evento sin precedentes que estoy segura será un éxito y se convertirá en uno de los más importantes del año: una celebración de la palabra a través de novelas, ensayos, antologías, microficciones, poesía y cuentos.

Fenalem:

Transmisión en vivo desde el canal de Facebook: EscritorasMx | Facebook

La obra de las autoras estará a la venta en Escritoras Mexicanas – Proyecto cultural para la difusión de la obra de escritoras mexicanas de todas las épocas y en escritorasmx@gmail.com

Las actividades quedarán grabadas en la cuenta de YouTube @EscritorasMx

Fecha: 8 al 11 de diciembre de 2020

Horario: 11 am a 21 pm

Encuentra más información en: Escritoras Mexicanas – Proyecto cultural para la difusión de la obra de escritoras mexicanas de todas las épocas


Y ya que estamos en esto, te invito a la participación que tendré en la Fenalem, el 10 de diciembre a las 8 de la noche:

Brujas literarias #LibrosQueMeGustan

Existen libros sobre libros, libros sobre escritores, libros sobre la obra de los escritores, libros de conjuros… pero también existen conjuros en libros. Ese es el caso de Brujas literarias, un libro de Taisia Kitaiskaia y Katy Horan.

Brujas literarias es un aquelarre de papel y tinta en el que convergen 30 escritoras por medio de una pequeña reseña biográfica. De Norte a Sur del mundo, de Oeste a Este y una fusión de líneas temporales, en pocas páginas el lector encontrará los rasgos de personalidad y experiencia de las autoras seleccionadas, que van desde Emily Dickinson, hasta María Sabina; desde Safo, hasta Yumiko Kurahashi.

Si bien los capítulos son en extremo cortos y te dejan con ganas de más, este tomo es una excelente opción para quien desee conocer la obra de mujeres, quienes, no es secreto, habían sido menospreciadas como creadoras hasta hace poco tiempo. Al final de cada uno vienen algunas lecturas recomendadas de cada una para empezar a leerlas.

Por ser una obra que provoca curiosidad, Brujas literarias es mi recomendación de este #ViernesDeLectura en #LibrosQueMeGustan

Matinal

Dos dedos en mi vagina. Desperté. Su nariz rozaba la mía. Arqueé la espalda. Sonreí. Metió la lengua entre mis dientes. Mis pezones perforaron el vestido. Las bragas recibieron una ola súbita. Gemí. Dormía en la sala. La fiesta de anoche me dejó moribunda. Reviví del sueño para morir de nuevo. Para convertirme en géiser, en vencedora y trofeo. Los pies en punta. Satín en los muslos, las rodillas, los tobillos, el piso de madera. Fauces que bucean. El vestido trepa y se fuga. Palmas en las tetas. Saliva en el ombligo, en la línea de la vida. Entre los pechos. Areolas en pugna. Voz que rebota en las persianas. Vértice abierto, cadera oscilante. Remo en el agua. Ojos bien abiertos. Ascenso y descenso en gol pe te o. Palmas de las manos en respaldo. Rodillas en la piel del sillón. Ofrenda a la estatua que penetra un río subterráneo para clavar su bandera en territorio conquistado que conquista al conquistador.

Or
gas
mos
en
grito.

Adicción a las sustancias de tu cuerpo.

Confesionario erótico de una libidinosa irredenta

1.

Soy una mujer excepcionalmente lúbrica. Me gusta el sexo desde muy joven. El reconocimiento al deleite que me causa inició como lo mejor de la vida: por azar. Tenía 12 años. Clase de educación física en la secundaria. El colegio se inscribió en el concurso interescolar de baile y tres días de la semana daban clases especiales de danza a las adolescentes seleccionadas, entre ellas yo.

La escena se desarrolló en el gimnasio. Dieciocho niñas acostadas en el suelo. Yo vestía los shorts del uniforme de deportes. Llegó la hora de las abdominales para fortalecer el bajo vientre. La maestra gritaba enérgica: Uno, dos, tres, cuatro. Estiren bien las rodillas. Cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once. No se detengan. Doce, trece, catorce. La que pare va a tener que iniciar de nuevo. Quince, dieciséis, diecisiete. Muy bien, ¡sigan así! Dieciocho, diecinueve. En el veinte mi audición se redujo como cuando en carretera cambias de altitud intempestivamente. Veintiuno. Veintidós (léanse con un sonido sordo y un suspiro ahogado en medio). Veintitrés y el lugar donde algunas veces había cólicos menstruales se contrajo con un impulso dulce que una triada de segundos después se liberó, dejando a su paso una humedad copiosa en el puente de algodón de mis calzones de púber. Las uñas clavadas en el suelo. Los ojos cerrados. Las rodillas se estiraron fuerte y luego se fueron doblando lento. Los pies en el piso. El ¡Mónica, empieza de cero! La sangre trepó a mi cara. El volumen habitual volvió a mis oídos. Perdí la cuenta de abdominales y me estiré como estrellita de mar sobre las tablas. 

Esa mañana en el salón de gimnasia de la secundaria hallé una de las pistas del rumbo que habría de tomar mi vida, y claro, inició mi adicción al abdomen plano.

2.

Me decidí por la literatura erótica porque los libros y el sexo son lo que más me gusta, así que tenerlos juntos me resulta, por decir lo menos, orgásmico. Cualquier mediodía de cualquier época del año me sirvo un café, un tequila o un vodka tónic y me siento frente a la computadora a narrar una fantasía o un recuerdo delicioso. Lo primero que me asombra es la cantidad de universos que pueden crearse en las setenta y ocho teclas de mi ordenador rosa con pantalla retina de once pulgadas, mi pequeño capricho de escritora con pocas manías y una estabilidad mental y emocional inusitada para un artista. El segundo asombro proviene de la vista que miro desde mi ventana: un panorama mitad cielo, mitad síndrome de acumulación compulsiva de edificios, avenidas y jacarandas que es capaz de inspirar hasta al más insensible.

La secuencia acontece, teclazos más, minutos menos, así:

Los personajes, un hombre o una mujer, o tres hombres y una mujer, o dos mujeres y seis hombres, se ubican en un escenario que puede irse transformando conforme avanza el relato; cuando confeccionas una historia hay una gran posibilidad de que adquiera voluntad propia y el sorprendido sea quien se creía, Vicente Huidobro dixit, un pequeño dios.

En la narración de hoy habrá solamente una ella y un él. Ella cierra la puerta de la habitación con seguro. Se acerca a él, que la espera de pie junto a la cama. Se abrazan. Las manos de ambos viajan hacia las nalgas mutuas; los labios hacia los labios del otro. El beso es de lenguota, de esos que hinchan la boca y te dejan como Angelina Jolie. La blusa de ella y la camisa de él se desvanecen. Los torsos desnudos. Braguetas de los pantalones abiertas. De la de ella se escapa un calzón rosa fuerte de encajes delicados; de la de él unos boxers negros de gran resorte con las letras de una marca de ropa cómoda y cara. Los dedos de él muy abiertos aprietan las tetas de ella; los dedos de ella el pene erguido. Los pantalones se disipan. Él le quita los calzones a ella. Ella le quita los bóxers a él. Él la pone de espaldas, el tórax de ella se inclina hacia la cama, se sostiene con los brazos semiflexionados. Él le acaricia la espalda, el coxis, la cadera. Ase fuerte los costados de ella. Coloca el glande en la vulva. Se introduce lento. Ella cierra los ojos, sonríe leve, la separación de los labios suficiente como para que pueda escabullirse la rebeldía de un gemido.

En plena acción erótica en comunión de mis huellas dactilares en el teclado, las imágenes que se suceden en mi mente, la perspectiva de lo que causará el cuento en quien lo lea, de repente siento un hormigueo en el pubis, percibo un escurrimiento difícil de explicar con palabras en las paredes de mi vagina. Una de las dimensiones de mi mente desea seguir escribiendo hasta la extenuación, pero otra desea levantarme de la silla, encaminarme hacia el sillón de la sala o mi recámara y terminar con los dedos lo que inicié con el cerebro. Si no tengo prisa gana la segunda. Ya bien autoatendida regreso a concluir también lo que dejé iniciado.

Varias veces me han hecho una misma pregunta, dado que los creadores en su mayoría son propensos a consumir sustancias psicotrópicas.

            —Mónica, ¿qué te metes para escribir?

            —Hombres*.

*Solteros. Que respeten a las mujeres. Cero machos, posesivos o celosos. Que se cuiden y me cuiden.

El libro de la imaginación #LibrosQueMeGustan

Este #ViernesDeLectura voy a recomendarles uno de esos libros que compro cada vez que me encuentro y he regalado incontables veces, por eso el ejemplar que tengo en casa siempre está nuevo, aunque lo descubrí allá por 1998: El libro de la imaginación, compilado por el editor, cuentista y periodista mexicano Edmundo Valadés.

Esta pequeña antología fue publicada por primera vez en 1976 y para 2012 ya se había reeditado 19 veces. Cuenta con más de 400 ficciones breves de autores de diversas épocas, ideologías, sexos y talentos, que van desde Julio Cortázar, Plutarco, Gabriel García Márquez, James Joyce, Diderot, Franz Kafka, Marcel Proust, José Gorostiza, hasta tratados y máximas tradicionales, y muchos, muchos más.

Está dividida temáticamente en secciones como Enigmas, Algunos sueños, Retozos, De magia y magos, Humor negro, Zoología quimérica, Epitafios, Proposiciones, etcétera y lo recomiendo porque es una verdadera delicia entrar en sus páginas y en solo unos minutos sentir miedo, lujuria, asombro y por qué no, soltar una que otra carcajada.

Por ser uno de mis libros-hallazgos favoritos, El libro de la imaginación, de Edmundo Valadés es mi recomendación de esta semana de #LibrosQueMeGustan.

El libro de la imaginación

Vivir Adrede #LibrosQueMeGustan

Este #ViernesDeLectura voy a hablarles de una joyita del escritor uruguayo Mario Benedetti, uno de los más populares de América Latina: su libro Vivir Adrede, un conjunto de breves ensayos que es una muestra de la sabiduría que el ser humano adquiere conforme transita por la vida.

En textos muy breves y contundentes divididos en Vivir y Adrede, esta obra nos cuenta en prosa que roza la poesía el punto de vista del autor acerca de cosas, objetos y asuntos varios, tales como el miedo, fulgores, sobre suicidios, los dioses y hasta picazones y rascacielos. Cada uno es entrañable por su equilibrio entre los suspiros y las risas que provoca en el lector.

Al final encontramos 83 “Cachivaches”, aforismos e historias de apenas unas líneas con el mismo toque de solemnidad y humor que los hace inolvidables, como “Los ascensores suben al décimo piso y luego vuelven a planta baja, pero nadie los llama descensores”.

Porque para mí fue un hallazgo y mucho deleite Vivir Adrede, de Mario Benedetti es mi recomendación de esta semana en #LibrosQueMeGustan