Jamás pretendí ser inmaculada

Doscientas páginas de poemas eróticos y fotografías en blanco y negro, Jamás pretendí ser inmaculada es mi más nuevo deleite literario.

Entré a la escuela, aprendí a escribir, me enamoré, me rompieron el corazón, rompí algunos corazones, llené los márgenes de mis cuadernos con historias, todo ello mientras se afianzaba mi fascinación por el hallazgo más importante de mi vida: los libros y las infinitas maravillas que se encuentran entre sus páginas.

Así llegaron mis XV años. Era 1995 y yo decidí que escribir sería mi ocupación principal. Luego llegaron mis 29. Era 2009 y yo decidí que enfrentaría la vida con el sexo abierto y dispuesto, que estar aquí era un regalo y yo no podía ser ingrata: debía celebrarla con cada partícula de mí, hacerle el amor a través de cuerpos ajenos en territorios políticamente correctos y también algunos clandestinos.

Jamás pretendí ser inmaculada. De niña me soñé aventurera, alguien que bien pudiera ser el personaje de un libro, y con eso en mente he creado las situaciones que configuran mis recuerdos. Aquella quinceañera que deseaba comerse al mundo sigue sazonándolo desde esta mujer de 41 con incontables recetas para la lujuria entre los dedos.

Si quieres tener este libro único y especial para mí entre las manos, lo encuentras aquí:

Carta a una erotómana viva que vive el EROTISMO EN VERSOS. Por Carlos Bracho

A Mónica Soto Icaza

Mónica: has entrado al mundo de las mujeres libres, de las mujeres sabias, de las mujeres que conocen a la perfección el acto amoroso y su sublimación que es el erotismo. Te felicito por ello. Y no voy a entrar en un análisis crítico o algún barrunto que se le parezca, no. Tu poesía está allí, está al rojo blanco. No necesita más que ser leída y gozada y puesta en práctica por los posibles lectores y las lectoras ávidas de vida. Son una profunda lección de amor, de profundo amor. Por ello digo que:


Al principio de la humanidad el erotismo era posicional y sólo garantizaba la continuación de la especie. Más tarde se registra una evolución , producto de la práctica cotidiana, de la convivencia y del trato continuo con la pareja, y entonces, poco a poco, la humanidad camina directo al erotismo.


Bien. Ahora, inspirado en tus bellos, calientes e ilustrativos poemas, cito a las mujeres que han glorificado este acto heroico y fundamental:
Anaïs Nin: “ También yo estoy interesada por el mal, y quiero para mí una vida dionisíaca, embriaguez, pasión y caos.”. Andrea Montiel: “…quiero bañarme el cuerpo/ caminar desnuda/ respirar profundo…”. Carmen Alardin: “…Se fugó nuestra negra doncellez/ por las botellas de champaña…”. Mariana Alcoforado: “…Harás igualmente bien en no querer a ninguna otra. ¿Podría satisfacerte una pasión menos ardiente que la mía?”. Gabriela Mistral: “Ruth lo miró de la planta a la frente,/ y fue sus ojos saciados bajando,/ como el que bebe en inmensa corriente…”. Alfonsina Storni: “La niña de quince años con su esponjado seno:/ ¿Sueñas echarla garras, oh, goloso animal?”. Pita Amor: “…con mis brazos vacíos de caricias,/ con ansias de estrecharte/ pensaba en las delicias/ de esas noches pasadas y ficticias.”. Carmen de la Fuente: “Porque encarnas un fauno con arrebatos místicos/ y abres rosas antiguas sobre los vientres pálidos/ de ardientes odaliscas.”. Griselda Alvarez: “No se puede vivir sin erotismo, / viene del más allá como mandato,/…”.

En vista de estas armoniosas y gratas declaraciones, Mónica, como digo arriba, con tus poesías, con tus amores, con tus sueños, ya estás dentro del carruaje literario en donde viajan las mujeres que tienen el alma al rojo vivo y que han amado como ningún otro ser lo ha hecho.

CARLOS BRACHO

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De lo humano, lo secular y lo serio

Claro que un día no es nada más que un día, una consecución común y corriente de horas y tonos de luces en el cielo. Claro que el cielo no es nada más que el cielo, vapor de agua y atmósfera que lucha por su supervivencia contra la mierda humana. Claro que la gente es lo más común que existe, hay más de siete mil quinientos millones de nosotros jodiendo al prójimo por asuntos que al fin de cuentas se evaporan para formar parte de los grandes conflictos de la sociedad.

Por eso no pasa nada si tú o yo nos morimos mañana, salvo algunas personas que nos aman, los demás dirán “qué lástima, (ponga el nombre aquí) era tan buena gente”, y continuarán lavando la loza del desayuno y jalando la palanca del escusado día tras día. Porque sí: un día no es nada más que un día, luces, sombras y algunos matices a veces, como un atardecer que las nubes confeccionaron con un encanto involuntario, y a algunos provoca cierto asombro.

Claro que un amanecer no es más que un fenómeno de dispersión de la luz. Pero también es lo que obliga a levantarse de la cama para bien pasar o mal transitar la jornada, que corresponde a equis número de mediodías de la existencia en la que deberemos sobrevivir mientras resolvemos las cuestiones que aderezan con dulzura o salan el lugar del cerebro donde se alojan los recuerdos que, esto sí no maravilla a nadie, también morirán cuando nos hayamos ido.

Entonces aquí estamos: preocupados por cuestiones como si el vecino fue poco amable esta tarde, si el niño no hizo la tarea o si tenemos el corazón roto, mientras el mundo se prepara para reemplazarnos por otro individuo con sus propios problemas, enojos y metas por cumplir.

Y nosotros tomándonos tan en serio.

 

Mónica Soto Icaza

Marzo de 2019

Las mujeres de más de 30

Las mujeres de más de 30 vivimos cada día realizando nuestros sueños de niñas. Tenemos pocos temores y muchos aprecios; sabemos emprender el vuelo, pero ponemos los pies en la tierra para estar con quienes amamos en los momentos y lugares precisos.

Las mujeres de más de 30 somos románticas, mas hemos aprendido a escuchar también a nuestro intelecto, lo que nos hace independientes cuando es necesario y solidarias si se trata de secar lágrimas y curar heridas.

Las mujeres de más de 30 además de esculturales cuerpos, hemos forjado esculturales almas; poseemos un brillo misterioso en la mirada, y con certeza digo que más de un secreto para quitarnos la tristeza.

Las mujeres de más de 30 conocemos los tiempos difíciles, sabemos resolver problemas con sutileza; nada es demasiado grande para nuestro ímpetu ni demasiado pequeño como para pasar desapercibido.

Las mujeres de más de 30 tenemos arrugas en la frente y varias canas en el cabello, con orgullo portamos nuestras cicatrices, sobre las que han sanado amores y nacido personas.

Las mujeres de más de 30 elegimos con cuidado los apegos, defendemos nuestra dignidad con humildad y soberbia, seducimos con elegancia y de nuestros dedos surge magia cuando compartimos humedades en la cama.

Las mujeres de más de 30 somos inocentes a voluntad, encontramos la respuesta correcta hasta a preguntas necias. A veces también somos malcriadas, nos regalamos placeres enormes disfrazados de mínimos detalles.

Las mujeres de más de 30 somos expertas en varios artes solo conocidos por nosotras, sentimos la adrenalina de la libertad y jamás dudaremos en lanzarnos descalzas a cualquier abismo, vistiendo sólo unas alas nuevas.

Mónica Soto Icaza

Lirios en el cielo #autoentrevista

Mi primer trabajo fue el de correctora de la fuente cultural. A las tres semanas de empezar a trabajar en la sección Camaleón de la Revista Época, mi jefe y ahora gran amigo, David Siller, me encomendó la redacción de los primeros artículos que publiqué: ensayos literarios, reseñas de libros, reportajes, y lo que más disfrutaba: entrevistas.

A los 22 años ya quería echarme el mundo al plato (estoy hablando del 2002, cuando se jugaba la Copa Mundial de Futbol en Corea-Japón y el Congreso de Estados Unidos reconocía al italiano Antonio Meucci como el auténtico inventor del teléfono), así que en mi lógica juvenil reflexioné que necesitaba generar un estilo propio para entrevistar, y qué mejor que haciendo preguntas inesperadas, y sobre todo, una que fuera mi sello personal: “Personaje, te han entrevistado muchas veces, ¿qué pregunta siempre has querido que te hagan y nunca te han hecho?”

Recibí infinidad de respuestas, desde un “por qué canto” de un cantante famoso, un “si me gustó la entrevista que me acaban de hacer” de un actor guapo y famoso, un “¿tienes los ojos amarillos?” de una chica Almodóvar, hasta un “de qué tamaño la tengo” de un músico vulgar y no tan famoso.

El caso es que amo entrevistar gente y entonces me di a la tarea de entrevistarme a mí misma acerca de mi nuevo libro de poemas Lirios en el cielo, una antología personalísima de textos y fotografías que posee dos temas centrales: el erotismo y la libertad, y que hoy comparto con ustedes con toda la gratitud para quienes han llegado hasta este punto.

Liros en el cielo. páginas

  1. Lirios en el cielo es el libro más vivencial que he escrito hasta ahora. Los textos surgieron de experiencias personales que tuve la necesidad de decantar en forma de poesía, prosa poética o prosa pura para convertir lo terrible en belleza. Siempre he creído que lo verdaderamente valioso de la creación es la materia prima, porque es lo que le da consistencia a las emociones que provocarás en el lector/testigo/espectador.
  2. Los libros que escribo son temáticos, mi mente los concibe como un todo: idea, historia, papel y formato dialogan durante varios días, a veces semanas, para lograr convertirse en una unidad. Este libro de poesía es un fuera de formato. Casi cuadrado, está encuadernado con wire-o en pasta dura, como si fuera una carpeta que además esconde la gama bicolor de las teclas de un piano (Andrés Castuera-Micher en la presentación del 18 de junio en la Casa del Poeta Ramón López Velarde develó este guiño oculto), entre páginas de texto y otras de fotografía. Amo que entre líneas haya no solo ideas, sino conceptos en general, porque a fin de cuentas, eso logra que la intención del erotismo llegue al subconsciente de quienes lo tienen en las manos.
  3. El tema de las fotos mías para acompañar mis textos ha sido muy comentado y al fin he dedido dar una respuesta concreta. La razón es muy sencilla: a través de los ojos de los fotógrafos he visto una visión distinta de mí que me ha ayudado a completarme. Los seres humanos nos hacemos conscientes de nuestra humanidad cuando nos miramos en los ojos de otros, es por eso que no podemos ser indiferentes ante una mirada de tristeza, ante la felicidad ajena o hasta un bostezo. Las fotos muestran el mismo rostro, el mismo cuerpo, pero en diálogos con otro, lo que enriquece la experiencia.
  4. Claro que las fotos han generado y generan emociones extremas en algunas personas, que van desde la lujuria, hasta el odio en ocasiones. ¿Por qué lo consiguen? Porque las imágenes de este tipo nos conectan con esa parte donde habitan el deseo y las perversiones: por eso confrontan, son un testimonio que no tiene entre sus posibilidades el engaño.
  5. Decidí no venderlo en librerías porque de esta forma tengo la oportunidad de firmar prácticamente todos los ejemplares del tiraje, y además los pedidos de libros de poesía, sobre todo de editoriales independientes, regresan casi íntegros (eso sí, emplayados con mucho orden, limpieza y cuidado). Como no se trata de sufrir ni hacer sufrir a los compradores de las tiendas de libros, mejor lo ofrezco directamente en este portal (https://monicasotoicaza.com/libreria/), ferias y presentaciones.
  6. El título del libro hace un guiño a mi yo de 12 años en medio de una experiencia aparentemente inocente, pero que ayudó a definir mi paso por la vida, algo así como le sucedió a la protagonista de El amante de Margarite Duras, que lo explicaba así: “A los quince años tenía el rostro del placer y no conocía el placer”. Fui con mi familia a Xochimilco en la época en que había una plaga de lirios en los canales. Entonces para ayudar a “acabar” con la plaga mis hermanas y yo sacábamos las plantas del agua para ponerlas en la trajinera. Cuando levanté la primera y vi cómo se escurría el líquido por las raíces tuve la primera visión erótica de la que tengo memoria y me ha acompañado desde ese momento.
  7. Lirios en el cielo tiene dos naturalezas: la primera es la erótica, amorosa y desamorosa, en la que cuento una historia de dolor y desengaño y cómo esas emociones tristes transmutan en deleite, amor propio y erotismo. La segunda naturaleza es la de la libertad, donde se vuelve concreto lo aguerrido del espíritu fuerte, la solidez de las decisiones, el afán por gobernar la propia vida más allá de sus sinsabores, los golpes de suerte y las opiniones de los demás.
  8. Escribo sobre erotismo como protesta contra la violencia que se vive en el mundo. Yo protesto con los labios y las piernas listas, con la pluma dispuesta a escribir acerca de orgasmos propios y ajenos; porque el amor lo vale, el placer lo vale, la belleza lo vale. Porque el despertar del instinto lo vale. Porque el mundo está sediento de convicciones.

Lirios en el cielo. Formato

 


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Lirios en el cielo

Lirios en el cielo es un libro de poesía erótica, seductora, de libertad. En él todos los textos son anécdotas y están dedicados a quienes los inspiraron. En sus páginas encontrarás poemas y fotografías que quieren provocarte suspiros y fantasías para recordarte que cada momento cerca de tus deseos es experimentar en carne viva la felicidad.

MX$140,00


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