Él es mi hombre de olas e historias
guardián de mis noches
desde su insomnio.
Sus dedos largos
toman posesión de mi espalda
trazan poemas entre sus lunares
y abrevan al fondo de mi vientre.
Mi hombre de lumbre en las pupilas
me mira y calcina sus ausencias
ilumina mi lecho con mareas de antaño
y calienta el aire por donde paso.
Este hombre de recuerdos
es el dueño de mis más nuevas humedades
me toca con sabiduría de años
y susurra promesas en mis sueños.
De los ojos de mi hombre de hogueras
aprendo más de mil formas
de invocar al fuego.
Esta noche
regresarás a tu cama
donde estuvimos juntos
apenas hace unas horas.
Encontrarás mis cabellos en tu almohada
el olor de mi sexo impregnado en las sábanas.
Intentarás dormir creyendo que tienes el control
que soy una entre las demás
que podrás olvidarme y continuar tu vida cotidiana.
Pero ahí acostado
en la oscuridad
aparecerán mis ojos en tu mente
mi voz danzará en el aire
rebotará en las paredes
se meterá entre las páginas de tus libros
escucharás mis respuestas
y sentirás mis piernas abrazándote la espalda.
Sabes que si te duermes
quizá me confundas con un sueño.
Esta noche no quieres despertar.
Soy puta. Puta entre las putas. Porque no quise quedarme. Porque decidí abandonar esa sonrisa mentirosa. Porque me robé las llaves del cofre donde escondiste mis alas. Soy la peor puta. La más puta entre las putas. Porque dejé de regalarte mi sexo. Porque a cambio de gritos no se dan orgasmos, sino despedidas. Hoy me autoproclamo la más puta de entre todas las putas. Y elevo mi putez como bandera. Que ondee en el viento para que la vean bien quienes opinan. Quienes inventan estrados en mi alcoba, en mis espejos, en mis poemas, y se visten de jueces para arreglarme la vida sin permiso. No me importa que me llames puta. Soy la puta que te dejó.
Textos: Mónica Soto Icaza
Fotografía: Érik Marváz
Para comentar debe estar registrado.