Para escribir #porunavidasexy

Para escribir mis historias paso más tiempo frente a otras personas, en la calle u otras pieles, que frente al escritorio. Por eso escribo tanto a mano, porque me gusta la sorpresa de sentarme en la banca de un parque y trazar mundos en las páginas de mis cuadernos pendiente de los enamorados que se besan acurrucados en el pasto; de la faena del señor que vende jugos y fruta picada; de las carcajadas del niño que juega a la pelota con su madre; del hombre que ha adoptado la banca de ese mismo parque como hogar y barre las hojas, la basura y las pesadillas cada mañana.

Para escribir mis horas transcurren más frente a libros de otros, que frente a mis letras. Comparto la vida a veces con el caos, en ocasiones con la paz. Siempre con el amor. Me interesa más que mi legado sea un orgasmo en la imaginación de los desconocidos, que miles de páginas de mis “obras completas” en una biblioteca.

Porque la vida es para usarla mientras sea posible, para que al morir las palabras sean de gozo, de gratitud, de satisfacción. Para que cada nuevo amanecer sea esa nueva oportunidad de crear la obra que permanecerá el día de ya no despertar.

Porque así de fugaces e inmortales somos los seres humanos.

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